Palacio de la Condesa de Lebrija

La historia del Palacio de la Condesa de Lebrija comenzó con Regla Manjón, condesa de Lebrija, una mujer adelantada a su época cuyo amor por el arte le llevó a conseguir un impresionante patrimonio a lo largo de su vida.

A lo largo de su vida la condesa se dedicó a proteger todas y cada una de las piezas artísticas que cayeron en sus manos. En medio de su empeño, a medida que se fueron encontrando mosaicos en Itálica ella fue adquiriendo las tierras en las que se encontraban para tratarlos con el mayor cuidado posible.

Recorriendo el palacio

La planta baja de la casa se extiende en torno a un patio y cuenta con elementos de valor incalculable entre los que se encuentran ánforas, esculturas, pinturas, elegantes muebles, llamativos mosaicos, bellas piezas romanas, azulejos rescatados de conventos y palacios en ruinas, colecciones de abanicos y piezas de porcelana, valiosas obras pictóricas y numerosos elementos cotidianos pertenecientes a su época.

Algunas de las salas de la segunda planta sorprenden al conservarse prácticamente intactas como si no hubiera pasado el tiempo. En esta zona se pueden recorrer la capilla, la biblioteca, un dormitorio y el comedor, donde aún se puede ver la mesa puesta como si en cualquier momento fuera a aparecer la familia para sentarse a comer.

La planta superior del Palacio de la Condesa de Lebrija​ solo se puede visitar uniéndose a un tour guiado que se realiza cada hora.